Las grasas son compuestos orgánicos que se componen de carbono, hidrógeno y oxígeno y son la fuente de energía en los alimentos. Son la mayor fuente de calorías para el cuerpo proporcionando el doble que lo que pueden aportar los carbohidratos o las proteínas.
Las grasas son esenciales para el funcionamiento del cuerpo. Proporcionan cierto tipo de ácidos que no son creados por el cuerpo y que deben ser obtenidos de la comida. En el deporte son una fuente esencial de energía. Cuando el cuerpo consume la energía proporcionada por los carbohidratos (que varía entre 20 a 40 minutos del ejercicio dependiendo de su intensidad) depende de la que proporcionan las grasas.
Se dividen en varios tipos:
Las grasas insaturadas son las más recomendables puesto que ayudan a bajar el colesterol en sangre. Existen las monoinsaturadas (como el aceite de oliva, y las poliinsaturadas como el aceite de pescado, el azafrán, maíz...
Las grasas saturadas son las que pueden ocasionar un mayor índice de colesterol LDL si se consume desproporcionadamente. Hoy en día la bollería industrial, las chucherías como papas fritas, snacks.. contienen un alto índice de estas grasas que pueden provocar graves perjuicios a la salud además de perjudicar la forma física. Se encuentran también en productos como la mantequilla, el queso, helados, determinadas carnes...
Grasas Trans. Son grasas insaturadas que se procesan para obtener un producto hidrogenado. Este tipo de grasas se crean en las industrias porque el alimento se mantiene fresco más tiempo y porque da un sabor más apetitoso al producto. Es por ello que tienen gran aceptación hoy en día tanto en niños como en adultos y es una de las causas de muchos problemas de sobrepeso y otros problemas de salud ya que disminuye el colesterol HDL, aumenta el colesterol LDL, aumenta los niveles de triglicéridos. Todo lo anterior hace que la probabilidad de que una persona con una dieta rica en grasas Trans tenga alguna enfermedad cardiovascular, sea mayor.
Es por ello, que las grasas saturadas hay que limitarlas y controlar su consumo si queremos mantener una dieta saludable y mejorar nuestra forma física.
Mucha gente piensa que eliminando las grasas totalmente, es óptimo para bajar de peso. Pero la realidad es que cantidades moderadas pueden incluso ayudar en la dieta. Lo que hay que tener en cuenta es el tipo de grasas que se ingieren eligiendo grasas insaturadas y eliminando las grasas saturadas y las grasas “trans”.
Las grasas insaturadas tienen múltiples beneficios. Por un lado, sacian mucho más, reducen la sensación de hambre y minimizan el impacto del azúcar en la sangre. Por otro lado, protegen la salud cardiovascular ayudando a reducir los niveles de colesterol LDL. Algunos estudios también han demostrado que una dieta muy baja en grasas puede incrementar el riesgo de lesiones. Las grasas insaturadas ayudan a retrasar lesiones y son necesarias en su justa medida. Por otro lado, las grasas poliinsaturadas como las omega-3 presentes en pescados (salmón), nueces... poseen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a prevenir lesiones.
En resumen, lo que está claro es que para mantener una actividad física en la que el gasto calórico es elevado, como maratones, media maratón, triatlón... debe haber un aporte de grasas adecuado, con lo que las dietas bajas en grasas son contraproducentes. Hay grasas que no aportan valor alguno a nuestro organismo y sí innumerables perjuicios como el aumento del colesterol LDL. Lo que hay que tomar son grasas insaturadas presentes en frutos secos (fundamentalmente nueces) pescados (fundamentalmente salmón) ó aguacates, cocinar con aceite de oliva.
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