Patético la cantidad de centros deportivos en mi tierra, Gran Canaria.
Hoy en día hacer deporte es fundamental para tener una mejor calidad de vida, mejorar la salud tanto, restablecerse de lesiones, disminuir el estrés y ansiedad ... Múltiples estudios avalan este dato y cada vez vemos a más gente practicando deporte en los parques, en los gimnasios, en las piscinas, en los modernos centros de yoga o pilates ...
Sin embargo, las instalaciones deportivas y sitios al aire libre adaptados a determinados deportes brillan por su ausencia en muchas localidades. En el caso de la isla en la que vivo, Gran Canaria en España son prácticamente nulas y se pueden contar con los dedos de una mano.
Si uno quiere hacer footing habitualmente en Las Palmas de Gran Canaria solo puede encontrar un par de sitios medianamente decentes. Uno es el “Parque Romano” en el que hay una pista de tierra circular que mide exactamente un kilómetro. Además están marcado ciertas distancias como los 100, 200 , 300, 400 metros para el que quiere hacer series de velocidad. Hay una zona de césped en los laterales para estirar y hacer ejercicios y algunos aparatos al aire libre. Sin embargo, la calidad del suelo deja bastante que desear. Cuando dije que era de tierra era por decir algo pues más bien es un poco de polvo que queda. A lo largo del recorrido tenemos que esquivar socavones, desniveles, zonas duras, zonas muy blandas debido a la acumulación de polvo ... Está tan mal cuidado que las ramas de muchos árboles llegan casi al suelo y hay que ir haciendo zigzag ó agachándose para esquivarlos. En fin un tormento para los corredores. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria hace poco por cuidarlo y eso que la sede oficial se encuentre justo delante del parque. Vamos que no será porque no vean que está mal porque con solo asomarse a la ventana lo ven.
Luego están los centros que tienen piscinas cubiertas en las que poder ir durante todo el año. Solo hay una piscina cubierta de 50 metros en la ciudad deportiva de Martín Freire. Luego hay cuatro o cinco piscinas repartidas en algunas zonas que son de 25 metros. Por supuesto están atiborradas de gente. No solo hay listas de espera para entrar a la piscina sino que hay listas para entrar en las listas de espera. En fin, esperpéntico.
Lo de las piscinas es algo bastante escandaloso pues hay mucha gente que necesita ir por salud. Gente mayor que prácticamente solo pueden, a parte de caminar, hacer algo de natación. Gente disminuida física, embarazadas... Así como muchas personas que tienen problemas musculares debido a su trabajo (gente con problemas de espalda por estar mucho tiempo sentados, gente con problemas por cargar con pesos...)
En definitiva, las piscinas es un servicio que debería ser básico para los ciudadanos y actualmente existe mucha escasez. Y solo he hablado de la gente que va por problemas de salud. Los que vamos porque nos gusta y queremos nadar y progresar ya es casi imposible. En la piscina en la que voy como todas las de la isla hay que apuntarse a un horario que generalmente es de 45 minutos. Al final se quedan en 35 minutos si se empieza o no. En esos 35 minutos hay que nadar en una calle de 25 metros atiborrada de gente y, encima, con distintos niveles que prohíben avanzar y mucho menos progresar.
También el mantenimiento es bastante malo. Las personas con movilidad reducida tienen bastantes dificultades para acceder a la piscina. Hoy en día una de las terapias para estas personas más importantes es realizar ejercicios en el agua. Para ello tanto para entrar como salir deben, primero tener plataformas de entrada adecuadas con rampas que permitan el acceso. Para entrar en la piscina deben tener un mecanismo en el que se puedan sentar y que dicho mecanismo los lleve a la piscina de manera automática o los saque. En el caso de los centros deportivos de mi ciudad, o no hay o los que están tienen graves deficiencias que los hace muy inseguros.
En fin, bastante penoso la inversión en infraestructuras por parte de las diferentes corporaciones locales. A parte de lo que he comentado anteriormente ya he hablado en otras ocasiones de los graves problemas que puede producir esta falta de inversión tanto en la formación de los niños que crecen bajo la cultura del sillón y el videojuego, como para los que se quieran dedicar profesionalmente a un deporte, que se ven limitados por la falta de infraestructuras y de ayudas.
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