Todos los que practicamos deporte tarde o temprano tenemos alguna sobrecarga, contractura ó algún tipo de molestia muscular.
En estos casos, lo mejor es aplicar lo antes posible frío pues alivia el dolor además de reducir la hemorragia si se ha producido. En los ligamentos, además, permite la cicatrización. La demanda de oxígeno por parte de las células que no han sido dañadas se reduce con la aplicación de frío evitando su destrucción que empeoraría la lesión.
El frío es adecuado como máximo hasta las 72 horas después de producirse la lesión y, a partir de ahí, los efectos beneficiosos van disminuyendo y se ha demostrado que su eficacia es menor.
Los efectos del frío todos lo hemos sentido. Se produce una disminución del dolor debido a que tienen un efecto analgésico y, además, disminuye el espasmo muscular debido a la reducción del flujo sanguíneo en área de aplicación. Por ello, no se debe aplicar frío para enmascarar el dolor pues su efecto analgésico puede provocar la creencia de que el dolor es menor cuando realmente no lo es. Se debe utilizar después de los entrenamientos si existe dolor o sobrecarga o durante esos tres primeros días después de una lesión.
Lo normal al aplicar frío es utilizando cubitos de hielo o bien, lo que a mí me resulta más práctico, unas bolsas de gel que se compran en farmacias. Estas bolsas se ponen en el congelador y cuando se quieren utilizar se meten en un trocito de tela que suelen venir al comprarlas y se aplica sobre la zona. Además pueden utilizarse para aplicar calor simplemente calentándolas en el microondas de la manera que se indica en las instrucciones.
También hay sprays que dan frío al aplicarlos pero a mí la verdad no me gustan nada y además los efectos no parecen ser (por lo menos en mi opinión) tan buenos como el hielo en sí.
Lo que sí que hay que tener en cuenta es nunca aplicar directamente el frío para evitar que la piel se queme. Siempre envolver el gel ó los cubitos en un trozo de tela u otro tejido para evitar el contacto directo. Generalmente la bolsa de gel que se compra en farmacias traen un envoltorio con el gel muy práctico.
La duración de aplicación del frío depende de lo que estemos tratando. Generalmente si es una lesión grave el médico que nos trate nos lo indicará. Pero si se tarda en acudir al médico tenéis que saber que debéis aplicar hielo en la zona lo antes posible después de la lesión un intervalo de 20 minutos. Luego se repetirá la aplicación de hielo dejando un espacio de dos horas mínimo y se aplica otra vez.
La verdad es que los efectos preventivos son muy grandes de aplicarse hielo cuando se nota cualquier sobrecarga por pequeña que sea después de un entrenamiento pues protegerá nuestros ligamentos y posibles extensión de posibles hemorragias internas que no se aprecien.
Recordad que después de una lesión se debe utilizar durante los tres primeros días. A partir de ahí conviene aplicar calor pues ayuda a la cicatrización de la lesión extendiendo las fibras de colágeno.
En estos casos, lo mejor es aplicar lo antes posible frío pues alivia el dolor además de reducir la hemorragia si se ha producido. En los ligamentos, además, permite la cicatrización. La demanda de oxígeno por parte de las células que no han sido dañadas se reduce con la aplicación de frío evitando su destrucción que empeoraría la lesión.
El frío es adecuado como máximo hasta las 72 horas después de producirse la lesión y, a partir de ahí, los efectos beneficiosos van disminuyendo y se ha demostrado que su eficacia es menor.
Los efectos del frío todos lo hemos sentido. Se produce una disminución del dolor debido a que tienen un efecto analgésico y, además, disminuye el espasmo muscular debido a la reducción del flujo sanguíneo en área de aplicación. Por ello, no se debe aplicar frío para enmascarar el dolor pues su efecto analgésico puede provocar la creencia de que el dolor es menor cuando realmente no lo es. Se debe utilizar después de los entrenamientos si existe dolor o sobrecarga o durante esos tres primeros días después de una lesión.
Lo normal al aplicar frío es utilizando cubitos de hielo o bien, lo que a mí me resulta más práctico, unas bolsas de gel que se compran en farmacias. Estas bolsas se ponen en el congelador y cuando se quieren utilizar se meten en un trocito de tela que suelen venir al comprarlas y se aplica sobre la zona. Además pueden utilizarse para aplicar calor simplemente calentándolas en el microondas de la manera que se indica en las instrucciones.
También hay sprays que dan frío al aplicarlos pero a mí la verdad no me gustan nada y además los efectos no parecen ser (por lo menos en mi opinión) tan buenos como el hielo en sí.
Lo que sí que hay que tener en cuenta es nunca aplicar directamente el frío para evitar que la piel se queme. Siempre envolver el gel ó los cubitos en un trozo de tela u otro tejido para evitar el contacto directo. Generalmente la bolsa de gel que se compra en farmacias traen un envoltorio con el gel muy práctico.
La duración de aplicación del frío depende de lo que estemos tratando. Generalmente si es una lesión grave el médico que nos trate nos lo indicará. Pero si se tarda en acudir al médico tenéis que saber que debéis aplicar hielo en la zona lo antes posible después de la lesión un intervalo de 20 minutos. Luego se repetirá la aplicación de hielo dejando un espacio de dos horas mínimo y se aplica otra vez.
La verdad es que los efectos preventivos son muy grandes de aplicarse hielo cuando se nota cualquier sobrecarga por pequeña que sea después de un entrenamiento pues protegerá nuestros ligamentos y posibles extensión de posibles hemorragias internas que no se aprecien.
Recordad que después de una lesión se debe utilizar durante los tres primeros días. A partir de ahí conviene aplicar calor pues ayuda a la cicatrización de la lesión extendiendo las fibras de colágeno.